Hugo Cardoza

250 árboles para combatir el burnout existencial

Llega un punto en la vida de una persona en la que te preguntas qué sigue. ¿Qué es de mi vida? Si aún no has tenido la fortuna o desdicha de llegar ahí pues deja explicarte que se siente como un vacío. Un hueco que no logra llenarse, un deseo que no hay forma de cumplir. No importa la fase de la vida. Puede que lo hayas logrado todo o no. Puede que tengas un trabajo grandioso, o uno meh… o ni tengas. Tal vez seas un éxito para tu familia porque te fuiste al extranjero o desafiaste las normas para irte a vivir a ese lugar que tanto gusto te da. Como sea, todos los privilegios escondidos más tus acciones han generado rendimientos que te permiten vivir cómodamente… o no. Sin embargo aún existe un vacío. Algo que no se llena. Esa tormenta de dudas que no paran desde niño. Algunos logran adormecer la sensación con hobbies, televisión o salidas cada semana y otros tratan de anestesiar el dolor existencial con libros de autoayuda o vídeos raros en YouTube or you name it. Yo me la cure con tierra.

“Planta un árbol, ten un hijo y escribe un libro”, dicen las palabras inmortalizadas del cubano José Martí, “toda persona debería hacerlo”. Para muchos de mi generación basta con regar una planta, jugar con el sobrino y leer un libro (parafraseando a [igoldark](https://twitter.com/igoldark/status/1545985240274976768?s=20)) Y creo esta bien cualquier versión pero yo no podía con la duda crónica de qué es la existencia. Al hacer el esfuerzo físico y tras meses de preparación -tras tomar un curso completo- para sembrar mi primer árbol, pude entender parte de las palabras del poeta.  El significado que le di a mi vida por medio de aprender y asistir en la naturaleza fue algo profundo. 

Puede ser el miedo ridículo a la normalidad o quizá el deseo revolucionario de ser contrario al mundo pero me surgió la duda de qué podría hacer  para sentirme vivo y para calmar la sed trascendental,de preferencia  no tan popular, por hipster. Y te dirás, “plantar árboles es de lo más normal, todo el mundo lo hace…” Bueno, no tanto.  En realidad lo mejor que podría hacer para el medio ambiente según los números es trabajar durísimo en lo que soy bueno y donar mi dinero a los expertos/profesionales para que hagan el trabajo de mayor impacto con mi contribución. Y dono, donar es chido, sugiero hacerlo. Pero el tema aquí es cómo ayudo al medio ambiente más allá de usar popotes de papel para salvar a la tortuguita. La idea es cómo pintarle dedo a todo lo chafa y fomentar lo chido que sucede en esta bolita en el universo, llamada –curiosamente– Tierra. 

Me he propuesto plantar 250 árboles. Esto después de calcular estar generando o contribuyendo con gases de efecto invernadero equivalentes a ¡unas cinco toneladas de CO2 por año (bajita la mano)!  Y eso es poco para el país en donde vivo. En México el promedio es de más de tres toneladas, pero en EE.UU es arriba de 15.

Un árbol se alimenta principalmente de carbón, con ayuda del sol hace la fotosíntesis para producir azúcar y su excremento es aire oxigenado para ti y el resto del reino animal que depende de un ambiente con gran oxigeno. Un árbol pequeño absorbe unos 20 kg de CO2 por año. Ese que nosotros hemos puesto en la atmósfera tan desproporcionadamente y desmedidamente para llenar nuestro vacío emocional como especie… pero regresando al tema: Unos 250 árboles logran, permitiendo la gran simplificación, contrarrestar mi contaminación anual. 

Los seres vivos más altos sobre la tierra son, adivinaste bien, árboles. Los redwoods en California llegan a medir hasta 115 metros de altura. Eso equivale a 60 yos de alto, mi respeto a la altitud de los Hyperion redwoods. También los seres vivos más pesados son los árboles, específicamente el árbol Pando, si uno solo. Es una colonia clonal surgida a partir de un único álamo.

Los redwoods en California llegan a medir hasta 115 metros de altura.

Curiosamente los principales contribuidores de oxígeno no son los árboles si no el fitoplancton, pero bueno, yo vivo y coexisto principalmente con árboles, por eso quería ayudar sembrando árboles y no solo creando productores de O2. 

Un árbol es algo hermoso para mi. He tenido malos momentos que se han calmado mágicamente al entrar bajo la sombra de un árbol. Estar en una calle tapizada por las flores coloridas que sueltan los árboles como las jacarandas o los cerezos es una dicha.  Las cosas más bellas (para un montón de culturas) rondan en los árboles, ya sea sus flores, frutos o los pájaros que vuelan por su arquitectura, mariquitas y qué tal los monos capuchinos, ¡adorables! Miles de insectos e infinidad de especies dependen de un buen árbol para vivir.

Me he propuesto la misión de “ayudar” a plantar árboles. Embellecer el ambiente en el que vivo. La gente pone plantas pero me ha resultado más atractivo poner árboles. Extender mi área de influencia al nivel de ciudad. Al hacerlo descubrí el poder que tengo para cambiar el mundo que habito y lo que soy. El poder de mejorarme a mí mismo, a través de tener un impacto positivo en mi paisaje. En el proceso, he conocido mucha gente chingona. Estudié para certificarme como un Community Forester (por Canopy.org) y estoy en un viaje que ha dado muchos frutos, simbólicamente, pero muy literal un sin fin de flores. Cuidar y ver crecer los árboles, ha sido uno de los placer más mágicos e inesperados. 

La calle donde vivo es mejor que el puro pavimento gris que era antes y yo hice que eso pasara 🤯 . Hasta me llamaron ciudadano distinguido o algo así. 

Ya tuve un hijo, ya planté decenas de árboles y cuido de ellos, ahora quizá hasta escriba un libro de mi aventura, triunfe o falle en mi misión de plantar 250 árboles y fomentar la educación y el amor por ellos. 

Con un olivo

He logrado calmar la tormenta existencial y ahora me doy cuenta de que el vacío requiere esfuerzo. Requiere salir a la calle y colaborar incómodamente con lo incómodos que pueden llegar a ser los seres humanos. Pero los seres humanos como los árboles somos más que las sumas de sus partes si estamos juntos. En la ciudad los árboles no tienen la red de micorriza (de hongos) necesaria para interactuar con otros árboles, sufren de soledad. Nosotros también, hay una crisis de aislamiento y el diseño de los lugares que vivimos juega un gran papel en esto. Con la visión de conectar más con la naturaleza entre nosotros espero llegar a los 250 árboles. Tomará tiempo, ahorita me tomó algo más de un año los primeros 15, aunque solo fueron unas 2 semanas completas de esfuerzo. 

¿Cómo ayudar? Identifica un lugar en donde puedas sembrar y cuidar de un árbol. El primer par  de años requieren ayuda para establecerse y alcanzar independencia. Después, es echarle la mano cuando haya ondas de calor y en otras situaciones extraordinarias. Yo estoy encantado de ayudar a facilitar lo demás.

Si quieres voluntariar, busca la organización local que se dedique a plantar. Mándame un mensaje directo o comentario y puedo ayudarte con las que conozco. Y si no ubico, me ayudarías para incrementar mi base de datos, aunque siempre tienes la opción de googlearlo tú mismo. 

Y si mi misión te inspira a plantar un árbol dime y creo que lo contaré (sobre todo si voy lento ; ) 

Para mi toda ciudad bella tiene un río y cientos de árboles en sus callejuelas, donde extraviarse es un gozo y permiten contemplar la complejidad de la vida, más allá de la humana. ¡Naturaleza!

Recuerda que el segundo mejor tiempo para plantar un árbol es Jetz! Agora! Now! Ahora!

Progreso:

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